EFESIOS 6: QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE NUESTRO TRATO A LOS DEMÁS

Únicamente el hombre no siente afición a la vida sorda de su fisiología. El joven vive tan esperanzado en el expectación que descuida el presente y no presta atención al pasado.

Filosofía del hombre / Agustín Basave Fernández del Valle

Esta es la voluntad de Jesucristo para la vida de ustedes y para la mía. Cuando celebramos la Eucaristía, estamos cumpliendo la intención original de Jesucristo para la humanidad en la creación. Estamos llamados a administrar de nuestros cuerpos y a glorificar a Dios, que habita en nuestros cuerpos. Fuimos creados con razón y libertad, diseñados para buscar a Dios y lo que es bueno. El hombre en el tiempo y para el tiempo. De una manera misteriosa pero real, estamos también conectados a todo macho y a toda mujer. Empero a medida que la existencia de Dios se va desvaneciendo, la realidad de la andoba humana va también desapareciendo. Esta es la verdad de la Eucaristía.

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Añada tras año, volvemos a contar estas historias en nuestras ceremonias de culto y contemplamos estos misterios en nuestra oración. Y como universal que es existe fundamentalmente en las cosas fundamentaliter in re pero formalmente en la inteligencia formaliter in intelecto. Con la misma inconsciencia con que se coloca en pleno temporalismo, el hombre moderno se coloca en pleno naturalismo. Una nueva Roma viciosa y adverso aparece en los modernos escenarios de los Sartre y de los Camus. Tengo un papel qué desempeñar en esta gran obra; soy un eslabón en una cadena, un lazo de conexión entre varias personas.

Él es la respuesta a toda pregunta, el deseo de todo corazón. No existe el macho en abstracto, sino este o aquel humano que vive para el tiempo o que vive para la eternidad. Él nos dice que en su amor Dios nos ha destinado a ser sus hijos en Dios. Eres alguien especial para Deidad, cada uno de ustedes lo es. Estaba entusiasmado por recordarles que cada uno de nosotros es responsable por la apostolado evangelizadora de la Iglesia, y que todos estamos llamados a anunciar a Jesucristo con nuestras palabras y nuestras acciones y a llevar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo a un nuevo encuentro con el Dios vivo.

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De este modo podemos aceptar con gozo los dones específicos de otro hombre u otra madama, obra de Dios Creador, y encontrar un enriquecimiento mutuo. Me conmueven su gozoso amor a Dios, los sacrificios diarios que hacen; su generoso espíritu y su arduo trabajo; su beata entrega a sus hijos, esposos, padres y abuelos; sus obras de caridad y su compromiso con la construcción de nuestra sociedad. La percepción del orden entre el ser y no ser de las cosas es la idea del tiempo. De ahí su amor exaltado por lo concreto, por lo terrenal, que le hace invertir el orden real de la fe, haciendo del mundo actual el paraíso de la opinión. En sí mismo el tiempo no es; carece de existencia propia. Nuestra humanidad fue creada para participar de su divinidad. Lo que él niega es que esos elementos deban prevalecer sobre las cualidades temporales, singulares, personalísimas e irreductibles. El yo tiene funciones, pero no es actuación, sino sustancia. Pero también somos libres para rechazar a Jesucristo, para apartarnos de él y hacer el mal.

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