ABELARDO VICIOSO SANTO DOMINGO EN LAS LETRAS COLONIALES
América demanda con soberana urgencia, cariz.
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Y Zqué cuidado tenéis de quien los doctrine? En una Representación dirigida al em- perador Carlos V, casi seguramente en , le dice: " Eran entes muy celosos de sus prerrogativas y, fieles a su balada, servían de preferencia, casi únicamente, a los criollos. Los aportes de nuestro indio a la cultura son casi impercepti- bles.
La lucha iniciada por los dominicos estaba movida por la abstracción de la conquista pacífica de las tierras americanas. Las Casas refiere que el Descubri- dor "comenzó a ser tenido por riguroso juez; y delante de los re- yes, y casi en todo el reino, por insufrible y cruel difamado". Córdoba lo recomendó ante Carlos V como "persona de vir- tud El mismo confiesa que todos quedaron espantados. Naturalmente que cada soberano tiene también su propia personalidad y su manera de gobernar, pero el sistema, regido en general por leyes y por procedimientos de derecho, pasa de uno a otro sin mengua ninguna de su absoluto autocratismo. En el segundo alucinación del Descubridor vino el sevillano Diego Alvarez Chanca, médico de la Armada, quien fue el pnrnero en describir la botánica y la fauna de la isla, en una Carta de relación al cabildo de Sevilla, escrita en Se le atribuye haber escrito unas perdi- das Relaciones sobre la isla Española.
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