ELPMUNDOEDICION:
Eso de llamarle padre me sonó a tapadera.
El club de los hombres en cueros
Todavía es verdad que menosprecié su inteligencia. Ella alzó la ojeada pidiéndome un poco de afición, pero ya era muy tarde. Nada de pamplinas redhibitorias —siempre quise utilizar esta palabra ya no venga a cuento aquende, a no ser que se considere el matrimonio como un contrato de compraventa, y que la persona que se vendió no hubiera manifestado sus defectos—. Aquel día tan caluroso, como saliendo de la bruma esplendorosa de un espejismo, aparecieron al final de la cuesta varios carromatos tirados por caballos, cuyos toldos llevaban pintado Cirque de Paris con muchas estrellas aproximadamente. Cuando regresó Giles a nuestra mesa, nos estropeó la confusión. Era lo que quería actuar, pero las traducciones de la Ford ocupaban todo mi tiempo. No sabía con quién me iba a encontrar. Pensé en Sava.
Calaméo - El club de los hombres en cueros
Así lo encontré yo. Y, después de 45 dejar a Gina con una cara estupenda, esta le dio trescientas libras. A hurtadillas. Cuando Sava y Callum se despidieron de mí, lo hicieron también de Sanja, y empecé a ponerme nervioso. Hice como si no hubiera oreja lo que dijo.
Tunja
Y no había tantos. Si quisiera que mi libro fuera un superventas, el protagonista las pasaría canutas: seguramente no le habrían dado trabajo, Sava le echaría de su casa por no pagar, o se tendría que prostituir para subsistir, y se entregaría a las drogas. Siempre me han gustado los juegos de palabras, pero pienso que aquí me he pasado un poco y no se entiende muy bien lo que digo. No sé si lo conseguí, pero me sentí orgulloso. Me pareció muy original, y no me costó mucho. Por la noche quise soñar con ella, pero María se coló por la puerta de mis fantasías sin que yo le hubiera dado permiso.
Veramos juguetn
Me estoy haciendo un lío dantesco jugando a psicólogo y metiéndome en cosas de las que no tengo ni idea, y lo voy a dejar. Del techo pendían viejos instrumentos musicales y señales viarias que el tiempo había oxidado. Un léxico publicado por la Chrysler me pareció todo un hallazgo. En aquel momento, me habría casado con ella sin dudarlo. Empero, tratando de descifrar los textos de la Ford, cambié de opinión enseguida. Él, por el contrario, callaba y cogía el volante con las dos manos como se lo recordaba ella cada vez que se descuidaba.
Y los payasos del circo tienen, a mi modo de admirar, una relación muy directa con los que me encontraba en las agencias de traducción. Alexander Goss, el jefe, quería que aprendiera el oficio tan perfectamente como Manolo para poder sustituirle cuando se fuera. Claudette me 44 sacó pronto de dudas. Aun metidos en la yacija de aquel hotel inmundo en que nos alojamos nos sentíamos destemplados. Me imaginaba a una señora maciza, de edad abstruso, con una verruga visible en alguna parte. Has conseguido un primer plano enfocado en su totalidad. Ahora volaríamos por aislado. No quiero molestarte. No época ninguna molestia.
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Ese tipo de pensamiento abstracto