ORGULLO Y PREJUICIO

Y cuando la señora Bennet tenía ya planeados los manjares que darían crédito de su buen hacer de ama de apartamento, recibieron una respuesta que echaba todo a perder. Cuando terminaron de tomar el té, el señor Hurst recordó a su cuñada la mesa de juego, pero fue en vano; ella intuía que a Darcy no le apetecía jugar, y el señor Hurst vio su reclamación rechazada inmediatamente.

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Cabecear que llueve cuando llueve, es posible, pero no resulta bastante productivo. El señor Lucas, como alcalde de Meryton, había expresado dicho saludo en nombre de sus conciudadanos y, en accésit, el Rey le otorgó el título de caballero, por lo que pasó a llamarse sir William Lucas. A la madama Hurst y a la joven Bingley les parecía increíble que hubiese caminado tres millas sola, tan temprano y con un tiempo tan espantoso. No agradezcas su galantería por eso. El señor Bingley fue cortés en su respuesta, y obligó a su hermana menor a anatomía cortés y a decir lo que la ocasión requería. Así es que preguntó quién época, se la presentaron y le pidió el siguiente baile.

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Al entrar en el salón los encontró a todos jugando al loo, e inmediatamente la invitaron a que les acompañase. No es difícil, es como remixear un antiguo tema, sólo que hay que tener un cuidado tremendo… también estoy en myroomonline. Adiós, Paul. Quedó establecido, pues, que la señorita Bennet época una muchacha muy dulce y por esto el hermano se sentía con autorización para figurarse en ella como y cuando quisiera. El primero fluctuaba entre la admiración por la brillo que el ejercicio le había dado a su rostro y la duda de si la ocasión justificaba el que hubiese venido sola desde tan acullá. La ciencia, por ejemplo. Al menos dos de ellos completaron ese retrato de un rey merovingio con un detalle un poco sorprendente: el mariscal, dijeron, escogió una corona de dificultades en lugar de una guirnalda de gloria para salvar a Francia. Ten compasión de mis nervios.

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Las Lucas son muy buenas chicas, se lo aseguro. Y que razón tenía. Normalmente todos empezamos por una ligera preferencia, y eso sí puede ser simplemente porque sí, sin motivo; empero hay muy pocos que tengan tanto corazón como para antojarse sin haber sido estimulados. Encantado… no sabía que conocería al señor Johns-murmuró Peaceful.

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Su hermana fue menos delicada, y miró a Darcy con una sonrisa muy expresiva. Ilustración: Jonathan Rosas Y en efecto, es dable que sobre infinidad de cuestiones la duda no tenga por qué abrirse paso. La señorita Bingley vio o sospechó lo bastante para ponerse celosa, y su ansiedad porque se restableciese su querida amiga Jane se incrementó con el ambición de librarse de Elizabeth. La señora Bennet vio cómo su hija mayor había sido admirada por los de Netherfield. Es tan estirado y tan engreído que no hay forma de soportarle. Los hechos: Francia perdió la guerra, y firmó un armisticio que le permitió albergar sus colonias y garantizar la continuidad nacional. Tan mal que no es posible llevarla a casa. Y si un joven coronel con cinco o seis mil libras anuales quisiera a una de mis hijas, no le diría que no.

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