TESTIMONIOS

Aun se había corrido la berrido de que solía acertar.

El e-mail más frecuente

Lo intenté por todos los bienes. Su palma estaba caliente y ligeramente sudada. Normalmente, si había alguien al lado se ponía nervioso y era incapaz de repasar el guión en berrido alta, pero la presencia de Misaki no lo perturbaba. Y retomó la parte del bordón con una voz bien proyectada, idónea para un baño. Kafuku meditó un instante sus palabras. Y así puedo practicar mis frases del guión. Su aforo de interpretación era limitada. Significaba que estaba lista—.

La época post-videojuegos

Yo no tenía ni idea de qué problema había en que todo fuese natural, agradable y sin contratiempos, pero como no quería que la conversación se eternizase, decidí no insistir. Podía decirse que Kitaru y su novia formaban una buena galán. Procuro tomarme un día de descanso a la semana. Sí, a veces pienso que todavía existe esa opción. Lo que pasaba es que no tenía lujos. Siempre iba concentrada en la carretera. Misaki hizo un gesto negativo. Si no llovía, dejaba la capota abierta. A continuación cerró los ojos y soltó un largo y abisal suspiro.

Cuando se marchó, Kafuku tomó asiento en la sala de demora, abrió la mano con la que había estrechado la otra y la miró con fijeza. Yo creía que con el paso del tiempo acabaría desapareciendo. Y ella desapareció del globo en que él vivía sin haberle dado ninguna explicación. Suponiendo que viviese hasta los sesenta, tendría que vivir otros trece años. Una vez por semana tenía que desplazarse hasta una cadena de televisión de la ciudad para el rodaje de una serie. De nada sirve darle vueltas. Pero el acción de que tuviese veinticuatro abriles se le quedó grabado. Me refiero al hecho de no acabar hiriendo a alguien, de la manera que fuera. El patrón se había repetido cuatro veces.

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